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Entendemos que es sencillo, a fin de cuentas, ¿cómo voy a enfadar a un cliente si le doy lo mejor de mí?
Pues a veces sucede que algo puede contrariar al cliente, por ejemplo, si le haces esperar demasiado para atenderle o si no cumples los plazos pactados. Si tú o tu equipo actúan sin interés, sin cuidado, de forma seca, el cliente se ofenderá. Los clientes son oro para cualquier empresa, si haces cosas que los enfaden, se irán y no volverán.
Piensa como lograr que la relación con un cliente sea un placer y no una pesadilla.
Parece una tontería, pero algo tan fácil como tener siempre una sonrisa en la cara y dirigir un tono cercano cuando hables con el cliente, facilita la conexión con él.
También hay clientes difíciles que siempre se van a enfadar por cualquier motivo, aprende a identificarlos y que no te afecten sus quejas, además de intentar tener una solución para los problemas que te plantee.